Cerremos el tema del precio, de si la cena vale sus 1.500 € por comensal, un precio justificado tanto por el mundo loco del verano ibicenco que se ha convertido en el punto de encuentro de la jet set mundial, como por el carácter exclusivo de esta experiencia. No sé si un precio de 18.000 euros por esta experiencia con 12 personas es caro cuando ciertas mesas en discotecas de la isla cuestan 20.000 €…

¿Qué es? Sublimotion es una gran experiencia gastronómica, envuelta en una experiencia sensorial completa. El entorno forma parte de la experiencia, la completa y la realza. Si ya sabíamos que comemos también con los ojos, descubramos ahora que comemos con ojos, orejas, piel, emoción, ambiente… siguiendo un roller coaster sensorial.

La noche empieza cuando los invitados pasan por un ascensor industrial que se mueve de forma ruidosa, al tono de “Hey Ho, Let´s Go!” de los Ramones. Un inicio sorprendente para quien llega a una cena elegante… Confirmando este estilo irreverente, los asistentes llegan a la sala y entran en el universo Sublimotion con otra experiencia casi mística – las dos manos en la mesa, cada uno se tiene que preparar, centrar, relajar para disfrutar de la experiencia.

Cada uno de los 20 platos tiene su propia puesta en escena, gracias a un impresionante montaje técnico. La idea: que cada plato tenga su propia experiencia. Los asistentes se trasladan al Ártico para un gazpacho helado en forma de iceberg, al infierno para el plato de carne o a Central Park para un divino picnic. Imágenes a 360º (además de la proyección en la misma mesa, peculiar lienzo en blanco), música compuesta para la ocasión, ajustes de temperatura de la sala, aromas, conforman una experiencia sensorial completa.

Y las sorpresas son permanentes, como un plato que llega en globos de helio que los participantes se pasan de uno a otro. Para el picnic en Central Park, hay que abrir unas cestitas; y para el postre en un club de Ibiza, cada invitado tiene como plato un disco que gira, suspendido de forma magnética. Casi pincharíamos…

Pero más allá de la calidad de la experiencia, de la gastronomía, de la puesta en escena, lo interesante para un fanático de los eventos, es que Sublimotion crea un nuevo segmento – la experiencia sensorial en la cual la gastronomía es solo la base de un momento delicioso. ¿Apostamos a que dentro de diez años, este concepto se habrá multiplicado?

Otra cosa interesante: humor y buen ambiente. Si el mundo de la alta gastronomía suele ser muy formal, Sublimotion es una experiencia muy amena. Cuenta con un maestro de ceremonias que presenta y explica cada experiencia. La gente ríe, los contactos son fáciles.